miércoles, 4 de noviembre de 2009

Okuribito


Resulta que el año pasado llegué a tiempo de ver todas las pelis importantes de los oscars antes de ver la gala pero la peli extranjera me quedó en el tintero y siendo japonesa ya tiene delito. Pero héte aquí que el cine club hannibal ha venido en mi ayuda, con su versión original y todo.

El argumento de la peli prometía diversión y risas a raudales, un violonchelista en paro, abandonado por su padre a una edad muy temprana, vuelve al pueblo que le vio nacer, a la casa que le dejó su madre, junto con su mujer. En su búsqueda de trabajo contesta a un anuncio en el periódico que resulta ser una empresa que se dedica a los embalsamamientos.

Parece ser que las funerarias japonesas contratan los servicios de estos "intermediarios", que se encargan de preparar el cuerpo para depositarlo en su ataud, para llevarlo posteriormente a la incineradora. Esta costumbre es común a todas las religiones presentes en la sociedad japonesa con lo cuál podemos ver distintas formas de despedir a sus difuntos.

En todas las ceremonias vemos a nuestro protagonista y a su jefe ejecutando de manera impecable los movimientos que componen este rito delante de los altares de recuerdo al difunto, con su foto y multitud de ofrendas. La familia y los más allegados deben contemplar esta ceremonia y a su vez el espectador puede ver diversas reacciones respecto al último adiós a un ser querido.

Es muy curioso ver como se puede enseñar tanto sobre la vida en sí observando una serie de funerales. La película no es triste, al contrario de lo que se podría pensar, nos deja un mensaje muy positivista para nuestras propias vivencias. Cada escena está cargada de sentimientos muy intensos, por supuesto, pero en ningún momento percibí la tristeza propia de unas situaciones así.

Yo destacaría la habilidad del director para contarnos tanto sobre la vida mostrándonos ampliamente lo que rodea a la muerte. Los actores que dan vida a los personajes se merecen otra mención, el protagonista, por supuesto, pero sobre todo su jefe. El que lleva dedicándose a su oficio durante muchos años, con lo que aparentemente debería ser un tipo peculiar, siendo exactamente lo que nos trasnmite el actor que lo interpreta. El resto de personajes están a la altura de las circunstancias.

Como curiosidad, en la película podemos ver unos baños públicos a la antigua usanza, de los que seguro quedan pocos en las grandes ciudades de japón. Todos los que hayáis tenido el placer de ver o leer ranma sabréis reconocer el escenario mostrado en la película.

El oscar a la mejor película de habla no inglesa está más que justificado y la recomiendo encarecidamente.

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